La investigación que lee la microbiota para entender el síndrome del intestino irritable

Proyecto colaborativo Microprogen

La investigación que lee la microbiota para entender el síndrome del intestino irritable

Las personas que sufren este síndrome, cuya causa aún se desconoce, han aumentado durante las últimas dos décadas. Por eso, la Universidad de Navarra contactó con el IdAB-CSIC y Navarrabiomed para poner en marcha Microprogen, una iniciativa que profundizó en dicha enfermedad a través de nuevas tecnologías de secuenciación genética y espectrometría de masas. El proyecto está coordinado por ADItech, a su vez coordinador del Sistema Navarro de I+D+i (SINAI), y cuenta con financiación del Ejecutivo foral.

Dolor abdominal, exceso de gases, diarrea o estreñimiento. ¿Ha experimentado usted los síntomas del intestino irritable? Se trata de un síndrome crónico y recurrente, bastante común y que ya padece “entre el 6 % y el 8 %” de la población, según datos del Grupo Español de Motilidad Digestiva (GEMD). Pero sus efectos se extienden más allá del tracto digestivo. De hecho, varios estudios lo relacionan con el absentismo laboral; el declive de la salud mental; o el empeoramiento de las relaciones sociales, físicas y familiares.

En la actualidad, siete de cada diez consultas recibidas por el Departamento de Digestivo de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) se deben al malestar relacionado con este trastorno. “Ha ido creciendo paulatinamente en las últimas dos décadas y es típico de entornos desarrollados en los que viajamos, comemos fuera de casa y la interacción social es importante”, explica Maite Herráiz, gastroenteróloga y directora de esta unidad clínica.

Para su control, el personal médico emplea tratamientos farmacológicos y dietéticos, así como la recomendación de adquirir hábitos saludables. En este sentido, en el departamento que lidera Herráiz se suele recurrir a la dieta Fodmap, cuya premisa es reducir la ingesta de carbohidratos fermentables que se pueden encontrar en algunos alimentos naturales. No obstante, estos abordajes suelen toparse con una limitación: hasta hoy, no se conoce ningún mecanismo único que explique sus causas. En la misma línea, no se sabe por qué algunos pacientes responden a estos tratamientos dietéticos y otros no.

 

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